Fue tal la pluralidad, apertura y tenacidad que mostramos en la emisión, auspiciada por el amor a la Música que aún tiene Alfonso Teja, además de su irrefrenable creencia de que la Libertad es uno de los tesoros más preciosos que tenemos, y acelerada por mi juvenil pasión por lo que hacía, que se retrataron artistas de las más variadas índoles y casi todos muy valiosos. Para muestra, les comparto dos aristas. En 1988, tuve la suerte de entrar al departamento de una mujer tenaz, con fuertes convicciones sociales y con una voz y talento que aún se extrañan. Ella falleció hace 20 años (febrero de 1994), pero su nombre debe figurar como una de las grandes de la Canción Mexicana, sobre todo de esas que brota de la lucha social. Ella fue Amparo Ochoa.
Música sin Fronteras fue más conocido por su fuerte tendencia hacia el rock hecho en este país. Nos tocó atestiguar el lanzamiento de la segunda fase de la carrera de Botellita de Jerez, con su álbum Niña de mis Ojos, de 1989. Las imágenes las grabé en el también extinto Rock Stock, en Niza y Reforma.
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